Miércoles, 09 Octubre 2019 07:56

Evolución del porteo en caso de necesidades especiales

Cuando empleas portabebés para llevar a tu hijo, el uso de estos va cambiando conforme el peque crece y avanza en su desarrollo, según las necesidades del niño y del porteador. Aunque el crecimiento de Daibel fue muy lento los primeros años y su desarrollo no ha sido el habitual, nuestra forma de portear ha ido evolucionando al mismo ritmo.

Hoy os quiero contar cómo hemos ido cambiando de portabebés y por qué

Fular elástico

fular elastico

No va a estar bien visto que una asesora de porteo, que además tiene un hijo con hipotonía, diga que es su portabebés favorito y que lo usó durante dos años, nada más y nada menos. Pero así es. No es la opción más óptima en casos de hipotonía, ya que no ofrece un ajuste preciso, pero nos ayudó tanto... Lo que Daibel más necesitaba era contacto y yo se lo ofrecía así y os aseguro que no me arrepiento.

Dada la situación en la que nos encontrábamos, era nuestra mejor opción. Es un portabebés que se aprende a utilizar rápido y creo que esa fue la clave del éxito en nuestro caso, además de que a mí me resultaba comodísimo. Antes de que Daibel naciera y conociéramos su estado, me decidí por el fular elástico en una charla impartida por Jeni, la que ahora es mi jefa. Cuando Daibel nació yo no me planteé otra cosa. Era todo tan complicado, que lo que más necesitaba era algo sencillo que me ayudara a ofrecerle contacto en cualquier situación y no requiriera que yo dedicase mucho tiempo en aprender a usar.

Tengo tan buenos recuerdos de nuestras horas de porteo con ese fular…

Fular tejido

fulartejido

Comenzamos a usarlo cuando Daibel tenía dos años y pesaba unos 7,5 kg. Fue nuestro portabebés principal todo el año siguiente, utilizando, sobre todo, la cruz envolvente. Su ajuste punto por punto lo hace ideal para un niño con hipotonía como Daibel y permite un reparto del peso estupendo para el adulto, además de ser el portabebés más versátil.

Cuando lo usábamos más, aún no era asesora de porteo. A los tres años, Daibel creció mucho de golpe y mis preferencias cambiaron a otras que me daban más seguridad. Soy consciente de que, de haber sabido todo lo que sé ahora de porteo, le habría sacado mucho más partido, ya que es un portabebés más óptimo para el caso de Daibel.

Bandolera

bandolera

Comenzamos a usarla el segundo verano de vida de Daibel. Quería algo fresco para el verano. Por diversas razones, no sólo por el calor, el verano anterior casi no le porteé. Elegí una bandolera de tela africana, muy fresquita y que nos servía para bañarnos juntos en la piscina. Los siguientes veranos ha sido nuestro portabebés de cabecera, aunque Daibel ha crecido mucho y los últimos necesitábamos ya una bandolera con un tejido que nos diera más soporte. Así que mi amiga Rebeca nos prestó una que seguimos usando, de forma muy testimonial, ya que el reparto de peso es asimétrico y Daibel pesa mucho para eso.

Es ideal en casos de hipotonía porque permite ajuste punto por punto y es un portabebés que, una vez que aprendes a usarlo, se pone y que quita muy rápidamente, lo que es también un aliciente.

Mei Tai

meitai

Mi opción favorita para la fase de ‘niño grande’ de Daibel es el mei tai. Lo compré cuando cumplió tres años y comencé a trabajar en Monetes. Ya me costaba mucho hacer un buen nudo con el fular tejido a causa de la envergadura y la hipotonía de Daibel. El mei tai me facilitaba la puesta gracias a que ya tiene el panel hecho y sentía que me repartía mejor el peso que una mochila, gracias a que lleva bandas de fular en vez de tirantes de mochila. Perdimos la opción del ajuste punto por punto, pero ganamos en seguridad y comodidad.

Con este portabebés por fin me animé a llevarle a la espalda. Es una decisión que se demoró más de lo habitual y las razones darían para otro post. Cuando comencé a trabajar en Monetes ya no había escapatoria. Daibel estaba algunos turnos allí conmigo, a veces necesitaba contacto y yo debía seguir atendiendo las tareas del trabajo. Porteándole a la espalda, conseguía ambas cosas.

Mochila

mochila

Yo no soy de mochila. ¡Ea, ya lo he dicho! Se me clavan correas y broches por todas partes. Mucha gente no lo entiende y me siento como la del cuento de ‘La princesa y el guisante’, que lo notaba aunque hubiese 50 colchones de por medio.

Me compré la mochila un poco por responsabilidad. ¿Una asesora de porteo sin mochila? ¡Eso no podía ser! Eso sí, me regalé un caprichazo. Compré en Oh! La Luna una Emeibaby Toddler de edición limitada hecha con un fular muy especial.

Esta mochila ajusta punto por punto, por lo que es la mejor opción para la hipotonía de Daibel y, aunque yo prefiero otros, es el portabebés que el padre de la criatura ha usado más después del fular elástico.


Estos son nuestros portabebés. Ya casi no los usamos. Daibel está muy grande y su hipotonía complica ponerle en el portabebés. De manera puntual, en momentos de necesidad, usamos la bandolera o la mochila. Pero lo que el Daibel necesita es contacto, no un portabebés. Se podría decir que el portabebés lo necesitamos los adultos para que nuestra vida sea más fácil. Con ellos, podemos darle el contacto que necesitan nuestros hijos mientras tenemos las manos libres para atender otros asuntos.

sin portabebe

Creo que en esta foto se ve claro lo necesario que ha sido un portabebés en nuestro caso. Si quiero ofrecerle a Daibel el contacto que NECESITA (no es que lo prefiera, no es que le guste, es que LO NECESITA), lo ideal era contar con un trozo de tela que me lo ponga más fácil porque, de una forma u otra, esa dichosa máquina tenía que venir con nosotros. Yo debía que ser capaz de transportar todo y no podría haberlo hecho sin los portabebés.

Cuando tienes un hijo con movilidad reducida hay cosas que no puedes hacer o tienes que hacer de otra manera. El porteo nos ha permitido llevar a nuestro hijo a lugares a los que no podría haber ido de otra forma.

Ya pesa 17 kg. Y son 17 kg con hipotonía, así que parecen más, pero no dejo de ofrecerle contacto. Sigue pasando muchas horas al día sobre nosotros porque lo necesita mucho. Pasamos muchos ratos en el sofá abrazados porque lo importante es el contacto.

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