Miércoles, 03 Octubre 2018 08:28

Por qué sigo porteando a mi hijo

Son pocas las cosas en las que la gente ha opinado sobre mi crianza. Sé que muchas no podéis decirlo, así que me siento afortunada. Las cosas con Daibel son tan complicadas que pocos se atreven a opinar. Para otro momento dejaremos la delgada línea que hay entre las decisiones que tomamos sobre la crianza de un hijo y los cuidados que requiere según profesionales de la salud. Hay veces que que esto no está muy claro.

Pues bien, a pesar de no haberme tenido que enfrentar a muchos opinólogos, hay un tema que debe ser tan llamativo, que pocos se pueden contener: el porteo.

5 años llevo porteando a Daibel y el mismo tiempo recibiendo opiniones no solicitadas sobre ello. En este tema, incluso mi padre, de quien jamás he oído ni medio cuestionamiento sobre cómo hacemos las cosas con Daibel, no ha podido resistirse a decirme que creía que era mejor no portearle en varias ocasiones. En su caso, es miedo a que me dañe la espalda. Vamos, que es un padre preocupado por la salud de su hija, no una persona haciendo una crítica gratuita.

¿Por qué será que este tema llama tanto la atención? Me resulta curioso porque es algo que en otras culturas no se cuestiona y que los humanos hacemos desde hace miles de años de forma natural. Parece que, al avanzar la tecnología y, ponernos las cosas supuestamente fáciles con carritos y cunas, nos olvidamos de lo que hemos sido durante milenios y dejamos de atender a lo que nuestra biología espera.

Y, claro, Daibel ya es muy grande y todavía llama más la atención que le siga porteando. Y yo, lejos de entenderlo, estoy desconcertada porque veo clarísimas las razones y me sorprende que los demás no. Así que las voy a dejar aquí por escrito, a ver si las lee quien tiene que leerlas y el texto se queda como recurso por si alguien pregunta.

 

1. No camina

No sé por qué tengo que explicar esto. Me alucina. Daibel no camina, por lo que depende de otras personas para desplazarse. Toda su vida, tendremos que cogerle para moverle de sitio, aunque sea de una cama a una silla. Llevarle de la habitación al salón, es portearle, aunque no utilicemos un trozo de tela para hacerlo. Esto se entiende bien, ¿no?

 

2. Es mejor para mi salud

Lo que no se entiende tan bien, por lo visto, es que utilice un dispositivo que me ayude a cargar el peso de manera más saludable para mi cuerpo. En este punto me cortocircuita el cerebro. ¿Te parece normal que cargue con sus 15 kilos a pelo para movele de un sitio otro, pero si uso un portabebés que reparte mejor el peso no lo entiendes? La que no te entiende soy yo.

 

3. A nivel logístico ha sido nuestra salvación

Ahora que no salimos tanto porque los médicos y terapeutas vienen a casa, el porteo con portabebés ha pasado a ser casi testimonial. Pero los cuatro años que hemos pasado entrando y saliendo de consultas, esos trapos nos han ayudado una barbaridad.

Hay sitios a los que no podemos acceder con carro, así de simple. Y os aseguro que andar subiendo y bajando el carro del coche para mí es mucho más agotador que colgarme a Daibel en plan koala. Párate a pensar un momento. Para meterle y sacarle del carro también tengo que cargar su peso y, además, a una altura y en una postura poco saludables.

 

4. Necesita contacto

Y aquí la guinda del pastel. Esto es lo que más cuesta entender, incluso a personas muy cercanas. Daibel necesita contacto. Todas las personas lo necesitamos, los bebés especialmente. Y no es algo que las asesoras de porteo digamos en plan mantra. La ciencia lo ha demostrado de muchas maneras. No voy a entrar en eso ahora. Internet está lleno de información al respecto.

Centrándome en el caso de Daibel, os diré que él ni ve ni oye bien. Depende de su sentido del tacto para entender el mundo en el que vive. Es como mejor nos comunicamos con él. Nos regala más sonrisas cuando jugamos a pedorretas y cosquillas. Disfruta hasta el éxtasis de los masajes y las caricias. Pasa de los juguetes o de de los dibujos en una tablet. Necesita el contacto para entender que la cosa va con él.

Y lo que es más importante, si nos siente cerca, se siente seguro. La sensación de inseguridad o de vulnerabilidad es horrible. Seguro que la has sentido alguna vez. Ahora, te animo a empatizar.

Daibel nos ha demostrado, en multitud de ocasiones en estos 5 años que, si se encuentra bien, no pide brazos. Muchas veces se nos ha acusado de acostumbrarle a estar sobre nosotros, pero él deja claro, a quien lo quiera ver, que los brazos los demanda cuando algo le pasa.

Y una última reflexión. Sus seres queridos, en cuanto le ven, le besan, le abrazan, le acarician, le cogen… Esto es así en todas las familias. Demostramos nuestro afecto a través del contacto. Pues simplemente eso es lo que hacemos, demostrarle que le queremos.

 ¿Has cuestionado a alguien por portear? ¿Te han cuestionado a ti? ¿Te habías parado a pensar en la importancia del contacto para un niño con necesidades especiales?

1794 comentarios