Elementos filtrados por fecha: Junio 2019
Pulsioxímetro: ¿De verdad quieres una máquina del demonio?
En un número nada desdeñable de ocasiones me he encontrado con familias interesadas en tener un pulsioxímetro en casa para monitorizar a sus hijos cuando están acatarrados o al darle el alta tras un ingreso en neonatos, por ejemplo, donde tienen a los bebé monitorizados por sistema.
Se trata de una máquina que te dice la frecuencia cardiaca y niveles de oxígeno en sangre.
Obviamente, yo no le voy a decir a nadie lo que debe o no debe tener en casa, pero sí que quiero lanzar una pregunta: ¿De verdad quieres tener una máquina del demonio en tu casa? (No se me ha visto el plumero ni ná).
Ahora en serio. Hay veces que tener un pulsioxímetro en casa está justificado, pero la mayoría de las veces es innecesario.
Nuestra experiencia con el pulsioxímetro
Nosotros hemos tenido siempre. Llevamos casi 6 años conviviendo con él. En un principio, nos obligaron a tenerlo tras el alta de neonatos. Ahora, desde paliativos preferirían que no lo tuviéramos, pero respetan nuestra decisión de usarlo.
Ellos, con razón, prefieren que no lo tengamos porque es una máquina que te lleva fácilmente a la obsesión. Es por ello que invito siempre a pensárselo dos veces antes de meter una en casa.
El primer año de vida de Daibel, prácticamente lo llevó siempre puesto. Cargábamos con él a todas partes. Después, durante unos 6 meses, nos libramos de él y también de la bombona de oxígeno, pero desde el primer catarro de aquel invierno, las máquinas volvieron a casa y nunca se han ido.
Desde entonces, me autorizaron a no usarlo siempre. Así que, salvo que estuviera malo, no lo sacábamos de casa. Actualmente, si está bien, solo lo usa para dormir por la noche. Si está acatarrado, lo tiene puesto todo el día.
Lo cierto es que lo usamos más de lo que me gustaría, pero ElPadreDeLaCriatura se siente más seguro así. Yo le veo el sentido de ponérselo mientras duerme porque siempre se quita el oxígeno y, por tanto, se desatura. También cuando está acatarrado porque, aunque los médicos nos insisten en que mirando el color del niño podemos saber si está desaturado, lo cierto es que Daibel tarda mucho rato en ponerse cianótico y tienes que estar más bajo de lo habitual para que lo haga. Esto es algo que los médicos que más le conocen han podido comprobar y nos dan la razón.
La verdad es que es una máquina que puede volverte loca con tanto pitido y, desde luego, asusta a quienes no saben interpretarlo bien.
Es importante aprender a usarlo
En primer lugar, hay que saber interpretarlo bien y no es tan fácil como parece. Sí, sólo ofrece dos valores, pero la mayoría del tiempo son erróneos. Sólo capta bien si el niño está quieto y el sensor está bien puesto y en buen estado (se avería con facilidad). Sólo hay que fiarse de lo que dice la máquina en determinadas circunstancias y esto únicamente puede aprenderse con la práctica.
Lo ideal, sería que el personal sanitario te enseñe a interpretarla. Nosotros no tuvimos mucha suerte con esto, la verdad. Daibel se pasó dos meses en neonatos y dos meses se pasaron las enfermeras diciéndonos que no hiciéramos caso de los pitidos de la máquina, que mirásemos al niño. Pero, claro, llegó el día del alta, nos teníamos que llevar la máquina a casa y no nos habían permitido ir aprendiendo con la experiencia en esas semanas. El último día, una enfermera nos explicó para qué servía cada botón, pero no a interpretar la máquina, que es lo realmente fundamental.
En segundo lugar, sí que es importante aprender a manejar la máquina para poder bajar volumen, silenciarla e, incluso, modificar los valores de las alarmas. Aquí ya entramos en terreno delicado porque las máquinas vienen bloqueadas para que haya ciertas cosas que no podamos modificar los padres y madres. Nosotros hemos tenido dos aparatos y aprendimos a desbloquear ambos por el bien de nuestra salud mental. Yo entiendo que puede haber casos de familias que no se apañen con los aparatos, pero esto me hace plantearme que, si no pueden aprender a usar los pocos botones y funciones que tiene la máquina, igual directamente no deberían tenerla porque son carne de cañón para que se obsesionen y les vuelva locos.
La verdad es que no quiero resultar prejuiciosa y siento mucho si ofendo a alguien. Lo que realmente pienso es que todos somos capaces de usar estas máquinas si se nos explica bien y se nos dedica el tiempo adecuado.
Sobre la locura y la obsesión
Tener un pulsioxímetro en casa puede ser una locura porque pita por todo. Incluso, si la silencias, tienes una alarma para recordarte que la tienes sin sonido.
Si no sabes usarla, puede pegarte buenos sustos. También a tus familiares y amigos. Yo no sé cuantas veces les he explicado a mis padres cuando deben y cuando no deben hacer caso a la máquina, pero aún así se siguen asustando a veces. Ellos la conocen también desde hace 6 años, pero estoy convencida de que hay que convivir con ella para entenderla de verdad.
Incluso he visto como personal de enfermería de planta interpreta mal el aparato y es porque, lejos de lo que pudiera parecer, no trabajan el tiempo suficiente con ello, además de que cambian constantemente de pacientes. Otra cosa es el personal de UCI, por ejemplo, que sí que trabajan toda la jornada con estos aparatos (Por favor, que no se interprete un juicio por mi parte. Es sólo una descripción de lo que he visto y en ningún caso me parecen peores o mejores profesionales, simplemente sus herramientas de trabajo son distintas y es por eso que unos saben más de unas cosas y otros de otras).
Es fácil caer en la dependencia de las cifras que te devuelve la máquina para saber cómo está el niño o la niña y obsesionarse con controlarlo. Si te pilla en baja forma emocional, igual no es el aparato que necesitas.
¿Te has planteado tener un pulsioxímetro en casa? ¿Tienes experiencia con esta máquina?
¿Tienes pulsioxímetro en casa? ¿Has pensado alguna vez en tener uno?
El diamante del día
Hace ya más de un año me encontré con el proyecto de Lucía Terol, Sencillez Plena. En su grupo de Facebook, durante el mes de nero de 2018, nos propusoun reto que me encantó y decidí implantar en mi vida para siempre.
Lucía nos propuso emplear la técnica de productividad del diamante diario. Para mí, ha sido también una técnica de motivación y la verdad es que he hecho una interpretación un poco libre del concepto. El resultado, en mi caso, transformador.
Qué es el diamante diario
Consiste en elegir cada día una tarea que ha de ser tu diamante. Es una tarea que le aporta valor a tu día y que te hace brillar. En mi caso, es algo que hace que todos mis días sean significativos, pero no siempre desde el punto de vista de la productividad profesional. Mis diamantes van desde escribir un artículo, a echarme una siesta, pasando por preparar una receta que tenía ganas de probar.
Todos los días yo he elejo mi diamante y he procuro que el resto de actividades del día deje tiempo para él, porque es mi prioridad.
Ya digo que para mí es más que una herramienta de productividad. Efectivamente, lo es, pero también es un instrumento de autoconocimiento muy potente. Me obliga a pensar a diario qué es lo importante para mí.Hay días que me equivoco de diamante, otros, que no lo encuentro, otros en los que tengo demasiadas opciones donde elegir. La conclusión: todos los días de mi vida hago cosas importantes.
Incluso me ha ayudado a sanar ciertos aspectos de mi relación con Daibel, porque muchas veces he sentido que mi vida era sólo él y yo me desdibujaba. Yo era la única responsable de eso y me gustaría explicar por qué me ha venido tan bien para corregir esa sensación y cuáles fueron mis diamantes de aquel mes de enero.
Todo un aprendizaje
Como la técnica del diamante diario estaba siendo transformadora para mí, fui compartiendo la idea con personas de mi entorno. Gustaba mucho, pero a veces les costaba encontrar ejemplos de diamantes. En concreto, me acuerdo de una amiga que tiene a su marido enfermo. Ella me dijo que ahora para ella cuidar de él es lo importante, lo único, y que no veía cómo cambiar el foco para encontrar otras cosas que se convirtieran en su diamante. Mi caso con Daibel es parecido. Daibel es muy importante en mi vida y hay días que el diamante le repercute directamente. Pero yo soy más cosas que madre y cuidadora. Él es muy importante, pero no es lo único. El diamante del día me lo ayudado a verlo.
Le dije a mi amiga que, al finalizar el mes, le daría la lista de diamantes que he realizado para darle ideas. Lo comparto también por aquí por si ayuda a alguien más. Yo te animo a que crees tu propia lista el mes que viene.
Mi lista de diamantes diarios
DÍA 1: Hacer el mandala de año nuevo
DÍA 2: Escribir un artículo
DÍA 3: Reactivar Crianza Mágica
DÍA 4: Estrenar la Crock Pot
DÍA 5: Hacer un roscón de Reyes
DÍA 6: Hacer regalos significativos
DÍA 7: Poner 3 lavadoras
DÍA 8: Contactar con los profesionales de las actividades
DÍA 9: No encender el ordenador
DÍA 10: Ir con Marta a la tienda de manualidades
DÍA 11: Reactivar mi formación de porteo
DÍA 12: Probar Trello
DÍA 13: Cocinar para la semana
DÍA 14: Desayunar con las amigas del Banco del Tiempo de Rivas
DÍA 15: Cortarme el pelo
DÍA 16: Ayudar a Elsa
DÍA 17: Cocinar para mis amigas
DÍA 18: Cambiar de móvil
DÍA 19: Abrazar mucho a Daibel
DÍA 20: Echarme una siesta
DÍA 21: Hacer vídeo de porteo para Patri
DÍA 22: Ordenar historia de Daibel
DÍA 23: Destrastear dormitorio
DÍA 24: Destrastear baño
DÍA 25: Destrastear cocina
DÍA 26: Destrastear salón
DÍA 27: Destrastear habitación pequeña
DÍA 28: Terminar teoría de la formación de porteo
DÍA 29: Tareas de redes sociales
DÍA 30: Probar directos de Facebook
DÍA 31: Preparar entrevista a Vito
Mil gracias por este reto. Para mí ha sido verdaderamente revelador.
¿Te animas a identificar tus diamantes diarios?