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Miércoles, 23 Diciembre 2020 07:23

Un día cualquiera II

Ya son casi las 8:30. Voy con un poco de retraso, así que me levanto ya. Está frito, así que no le voy a quitar aún la bipap. Le voy a ir pasando la alimentación y mientras voy a por la medicación.

Ahora toca Briviact, Depakine y Glicopirrolato. Es poco para lo que le tocó la semana pasada que estuvo acatarrado. Se lo doy ya y despierto a Kike, que se está haciendo el remolón. Anda, venga que te voy haciendo un café.

Siempre soy la primera en levantarme y la última en desayunar, pero ya me toca: huevos revueltos, medio aguacate, medio mango y una infusión. Voy a desayunar en el sofá mientras veo algún vídeo en YouTube. A ver si hay algún mensaje en el móvil. Ya pita la máquina. Siempre me tengo que levantar a mitad de desayuno.

Limpio el sistema con agua. Con esta, ya van tres jeringas de agua hoy. Ya te has despertado, ¿eh? Voy a terminar de desayunar y ahora vengo a por ti.

El pulsi no para de pitar. Es porque ya está despierto y no para de moverse, que le oigo desde aquí. Desayuno rápido y voy.

Bueno, Dainel, vamos a quitar la bipap. Aquí están las gafas nasales. Las conecto ya, bajo el oxígeno y vuelvo corriendo. Bipap apagada y te pongo rápido las gafas. Ya está. Vámonos al salón y te cambio el pañal.

¡Ay, lo que pesas! Te voy a poner el pulsi del salón, pero como estás despierto, mejor sin sonido, que me vuelvo loca. Pañal limpio. Voy a cambiarte también el pijama y a ponerte una bandana, que estás lleno de babas.

Mi desayuno se ha quedado ahí sin recoger.

Pijama puesto. Menudo lío de cables he montado. A ver, que lo arreglo. Ven que te achuche. Mientras, voy a terminar de ver el vídeo que me había puesto antes.

Te has vuelto a quedar dormido, morrazo. Ahora sí le pongo sonido al pulsi. Te dejo aquí y me pongo a hacer alguna cosa. Recojo el desayuno, la cocina, la cama… Y voy a hacer los estiramientos y un poco de danza.

Hoy vienen del hospital a verle, así que voy a encender el ordenador y a hacer un par de cosas antes de que lleguen.

Ya son las 12 y no le he dado el Eutirox. Voy a prepararlo y mientras se disuelve termino esto que estoy escribiendo:

12:15, hace rato que se disolvió el Eutirox. Se lo voy a dar. Más agua. Sigue frito. Y así seguirá hasta que venga la fisio. Con los médicos siempre está frito.

12:30, ya le puedo dar de comer. Más agua.

Ya llegan del hospital. A ver quién viene hoy. Álvaro, Lourdes, anda, y la trabajadora social. Y alguien que no conozco. Será una residente.

Voy a sacar mi bullet journal para que no se me olvide nada. Está estreñido otra vez. No hay término medio. Volvemos al Movicol. Le suspendimos la estilsona el jueves pasado. De crisis anda regular. Hay algunos parpadeos. Tiene una marca en el cuello de haber llevado tanto tiempo la bipap la semana pasada. Le estoy poniendo este aceite. De peso está igual. Sigue teniendo una parte inflamada donde apoya el botón gástrico. Tengo una duda respecto a la última analítica. ¿Ha avanzado algo el permiso del hospital para que conectemos el equipo de telemedicina?

La trabajadora social me explica cómo vamos a hacer lo de los respiros. Justo ahora termina de comer. Espera un momento, que no me entero porque la máquina pita.

Ya se van. Gracias por venir.

Está a punto de llegar la fisio. Ya te despiertas, ¿eh? Te voy a cambiar el pañal antes de que llegue.

Ya está aquí. Te va a sacar una cantidad de mocos… Voy a acercar más papel higiénico. Ya le estoy dando la turra a Alcora. Siempre que viene me desahogo con ella. Parece fisio y psicóloga. Ella entiende bien…

Ya es la hora de comer. Voy a calentar la crema y a pasar el pollo por la sartén. Ya viene Kike. Comemos mientras acaba la fisio. ¡Vaya toses! Gracias, Alcora.

Bueno, Daibel te toca otro achuchón. Primero de papá, mientras miro si me han contestado por Whatsapp, y después mío. Kike se vuelve a trabajar. ¿Nos echamos un poco de siesta? Tú estás demasiado activo. Yo me voy a acurrucar aquí a tu lado y ya vemos qué pasa. Esta tarde no trabajo en la tienda, así que no hay prisas.

Con tantas patadas y pitidos de máquina y, aún así, soy capaz de echar una cabezada…

Los platos de la comida se han quedado en la mesa. 

Ya son las 16:15. Toca cambio de pañal y babero, que está asqueroso, Depakine, gricopirrolato y a comer. Te lo daría en la silla, pero creo que aún no está la cosa para eso. Mejor espero a estar tarde a que esté también Kike.

Ahora sí me han contestado al Whatsapp. Tengo que volver a encender el ordenador. Ya pita la máquina. Más agua. Me vuelvo a sentar en el ordenados. ¿Por dónde iba?

Acabado. Otro achuchón.

Ya ha terminado Kike de trabajar. ¿Merendamos algo y nos vemos un capítulo? ¡Yes!

Capítulo acabado. ¿Bañamos al goblin antes de que cene? Esta plataforma nueva que tenemos para bañarle es una maravilla. Eso sí, como le pilles activo, como hoy, lo pone todo perdido.

Hay que pesarle, ahora que está desnudo. Daibel, te voy a hacer la sesión de beauty completa: masaje con aceite de caléndula por todo el cuerpo, el bálsamo para la cabeza y corte de uñas, aunque esto último no te gusta nada.

Ya trae papá el Briviact, el Movicol y la comida. ¿Le sentamos? Venga, vamos a ver si aguanta. No aguanta, se atraganta con su propia saliva. Pues al sofá otra vez.

Mientras Kike hace la cena , reviso el móvil y nos vemos otro vídeo de Yoytube.

Vamos a cenar. Pero primero habrá que quitar los platos de la comida, claro… Jo, qué pena que no te puedas sentar, Daibel. Estarías a la mesa con nosotros mientras cenamos.

¡Oh, qué sorpresa! Una máquina pitando mientras ceno, como todas las noches. Ya acabaste de comer. Agua y te quito esto.

Venga, va. Voy a quitar los platos de la mesa y a poner el lavavajillas.

No puedo más. Yo me iría a la cama, pero aún queda más de una hora para la rutina de noche de Daibel. Pues nos achuchamos en el sofá. Me estoy quedando frita.

Ya es la hora. Voy a preparar la medicación (Depakine, Glicopirrolato y Fycompa) mientras papá te lleva a la cama. Medicación dada, cambio de pulsi, cambio de pañal, protectores en la cara para la bipap, babero de noche, quitamos gafas nasales y ponemos bipap. Entre los dos es más fácil.

Ya te está dando el subidón del Fycompa…

Yo no puedo más. Lo bomba de alimentación pita, pero ya viene Kike a apagarla para que yo no me tenga que levantar.

Buenas noches.

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Martes, 02 Julio 2019 04:50

Tienes que escuchar ‘Cantando a Mamá’

Conocí a Beatriz Montiel en las jornadas de crianza respetuosa que organizó en Ayuntamiento de Rivas en 2015. Ella daba un concierto de presentación de su primer disco, 'Theta'. Yo presentaba 'Mamamorfosis', el proyecto de De mi casa al mundo en el que participé.

Cuando llegué, su concierto ya había empezado. En cuanto me senté a escucharla, se me encharcaron lo ojos. Lo cierto es que soy de emocionarme fácilmente con las actuaciones en directo, pero las canciones de Bea, una por una, me atravesaban.

Qué es ‘Cantando a Mamá’

En su proyecto, 'Cantando a Mamá', encontrarás ya dos discos sobre las luces y las sombras de la maternidad. El primero, 'Theta', es el de las luces. El segundo, 'La sal', es el de las sombras. Sus temas ponen, de forma mágica, palabras y melodía a lo que sentimos las madres. Toca todas las cuestiones que nos atañen, siendo a veces un balón de oxígeno y otras un dedo en la llaga, pero siempre un acompañamiento, luz, verdad…

El día que nos conocimos compré su primer disco y comencé a seguirla en redes sociales. Laía sus publicaciones y escuchaba sus canciones a menudo. Tuve la buena fortuna de poder entrevistarla cuando dio un concierto en Monetes, el espacio en el que trabajo. La suerte fue máxima, ya que cantó una canción en directo y la única que compartía espacio con ella era yo. Fue un privilegio. Y es que, no sólo hay calidad en sus letras, además, tiene una forma de cantar que enamora.

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Un gran acompañamiento

En el último año he escuchado muchísimo sus dos discos, sobre todo 'La sal'. A lo mejor suena extraño, pero me ha ayudado un montón en mi cambio de casa. Sus canciones me han acompañado mientras limpiaba y empaquetaba en la casa antigua, recordándome momentos vividos allí y, de alguna manera, me ayudó a desapegarme de ellos.

Esto me hizo reflexionar sobre la potencia de sus canciones. Me venían a la mente recuerdos de los primeros años de Daibel en esa casa y es curioso porque mucho de los temas que Bea trata nosotros no los hemos vivido. Me alucina cuánto he podido conectar con sus canciones aún teniendo una crianza muy distinta.

Ella habla de cosas como un parto en casa, el vínculo que se establece con la lactancia, el primer día de escuela, las mal llamadas rabietas… Cosas que con Daibel no hemos vivido, pero, de alguna forma, conecto. Hay otras canciones con las que conecto igual y sí que tienen un reflejo real en mi experiencia: la carga mental de las madres, las expectativas y autoexigencias, la necesidad de autocuidados. Esto me hace ver que soy una madre más y ayuda a normalizar la situación.

A veces siento que quienes tenemos hijos o hijas con necesidades especiales, tenemos crianzas robadas. Yo me resisto. A menudo, las familias no podemos preocuparnos y ocuparnos de "cosas normales" porque estamos sepultados por sesiones de terapias, tratamientos farmacológicos, pruebas médicas y diagnósticos demoledores. Desde el principio, yo sentí la necesidad de conectar con mi hijo y que eso era muy importante, más, si cabe, que su correcto desarrollo motor o los resultados de las numerosas ecografías y analíticas. Éste no fue un camino recto. Ha habido momentos de muchas dudas, una sensación constante de que no hacía suficiente por mi hijo, pero siempre había una fuerza mayor que me llamaba a estar pegada a él cuerpo a cuerpo porque es lo que necesitábamos ambos.

'Cantando a Mamá' ha ayudado mucho a que yo hiciera caso de esa intuición y estoy tan agradecida. Por eso te invito a que las escuches y te dejes llevar. Suelta culpas, expectativas y carga mental. 

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Miércoles, 03 Octubre 2018 08:28

Por qué sigo porteando a mi hijo

Son pocas las cosas en las que la gente ha opinado sobre mi crianza. Sé que muchas no podéis decirlo, así que me siento afortunada. Las cosas con Daibel son tan complicadas que pocos se atreven a opinar. Para otro momento dejaremos la delgada línea que hay entre las decisiones que tomamos sobre la crianza de un hijo y los cuidados que requiere según profesionales de la salud. Hay veces que que esto no está muy claro.

Pues bien, a pesar de no haberme tenido que enfrentar a muchos opinólogos, hay un tema que debe ser tan llamativo, que pocos se pueden contener: el porteo.

5 años llevo porteando a Daibel y el mismo tiempo recibiendo opiniones no solicitadas sobre ello. En este tema, incluso mi padre, de quien jamás he oído ni medio cuestionamiento sobre cómo hacemos las cosas con Daibel, no ha podido resistirse a decirme que creía que era mejor no portearle en varias ocasiones. En su caso, es miedo a que me dañe la espalda. Vamos, que es un padre preocupado por la salud de su hija, no una persona haciendo una crítica gratuita.

¿Por qué será que este tema llama tanto la atención? Me resulta curioso porque es algo que en otras culturas no se cuestiona y que los humanos hacemos desde hace miles de años de forma natural. Parece que, al avanzar la tecnología y, ponernos las cosas supuestamente fáciles con carritos y cunas, nos olvidamos de lo que hemos sido durante milenios y dejamos de atender a lo que nuestra biología espera.

Y, claro, Daibel ya es muy grande y todavía llama más la atención que le siga porteando. Y yo, lejos de entenderlo, estoy desconcertada porque veo clarísimas las razones y me sorprende que los demás no. Así que las voy a dejar aquí por escrito, a ver si las lee quien tiene que leerlas y el texto se queda como recurso por si alguien pregunta.

 

1. No camina

No sé por qué tengo que explicar esto. Me alucina. Daibel no camina, por lo que depende de otras personas para desplazarse. Toda su vida, tendremos que cogerle para moverle de sitio, aunque sea de una cama a una silla. Llevarle de la habitación al salón, es portearle, aunque no utilicemos un trozo de tela para hacerlo. Esto se entiende bien, ¿no?

 

2. Es mejor para mi salud

Lo que no se entiende tan bien, por lo visto, es que utilice un dispositivo que me ayude a cargar el peso de manera más saludable para mi cuerpo. En este punto me cortocircuita el cerebro. ¿Te parece normal que cargue con sus 15 kilos a pelo para movele de un sitio otro, pero si uso un portabebés que reparte mejor el peso no lo entiendes? La que no te entiende soy yo.

 

3. A nivel logístico ha sido nuestra salvación

Ahora que no salimos tanto porque los médicos y terapeutas vienen a casa, el porteo con portabebés ha pasado a ser casi testimonial. Pero los cuatro años que hemos pasado entrando y saliendo de consultas, esos trapos nos han ayudado una barbaridad.

Hay sitios a los que no podemos acceder con carro, así de simple. Y os aseguro que andar subiendo y bajando el carro del coche para mí es mucho más agotador que colgarme a Daibel en plan koala. Párate a pensar un momento. Para meterle y sacarle del carro también tengo que cargar su peso y, además, a una altura y en una postura poco saludables.

 

4. Necesita contacto

Y aquí la guinda del pastel. Esto es lo que más cuesta entender, incluso a personas muy cercanas. Daibel necesita contacto. Todas las personas lo necesitamos, los bebés especialmente. Y no es algo que las asesoras de porteo digamos en plan mantra. La ciencia lo ha demostrado de muchas maneras. No voy a entrar en eso ahora. Internet está lleno de información al respecto.

Centrándome en el caso de Daibel, os diré que él ni ve ni oye bien. Depende de su sentido del tacto para entender el mundo en el que vive. Es como mejor nos comunicamos con él. Nos regala más sonrisas cuando jugamos a pedorretas y cosquillas. Disfruta hasta el éxtasis de los masajes y las caricias. Pasa de los juguetes o de de los dibujos en una tablet. Necesita el contacto para entender que la cosa va con él.

Y lo que es más importante, si nos siente cerca, se siente seguro. La sensación de inseguridad o de vulnerabilidad es horrible. Seguro que la has sentido alguna vez. Ahora, te animo a empatizar.

Daibel nos ha demostrado, en multitud de ocasiones en estos 5 años que, si se encuentra bien, no pide brazos. Muchas veces se nos ha acusado de acostumbrarle a estar sobre nosotros, pero él deja claro, a quien lo quiera ver, que los brazos los demanda cuando algo le pasa.

Y una última reflexión. Sus seres queridos, en cuanto le ven, le besan, le abrazan, le acarician, le cogen… Esto es así en todas las familias. Demostramos nuestro afecto a través del contacto. Pues simplemente eso es lo que hacemos, demostrarle que le queremos.

 ¿Has cuestionado a alguien por portear? ¿Te han cuestionado a ti? ¿Te habías parado a pensar en la importancia del contacto para un niño con necesidades especiales?

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Martes, 27 Diciembre 2016 10:02

Vuestros favoritos de 2016 ¡Y el mío!

Os traigo un post recopilatorio de los artículos más populares de este año. Revisarlos me ha ayudado a entender qué contenidos interesan más y dónde hay algunas lagunas. Os agradezco mucho este año en el que me habéis seguido y apoyado con tanto cariño, pero eso ya lo dije en la entrada del primer aniversario. Vamos con vuestros favoritos:

1. Respuesta de una madre de un niño con autismo al artículo de Javier Marías

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Me hace mucha ilusión que el texto más leído sea de mi amiga Carolina y que la difusión que hicimos por redes sobre autismo funcionara tan bien. Ahora Carol tiene su propio blog, de una calidad y un valor incalculables. Podéis encontrarla en Cuando te presento el mundo.

2. Un día cualquiera

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Las historias humanas siempre impactan. Así pasó con este texto que escribí hace más de un año, pero que no publiqué hasta julio pasado. Lo escribí para un congreso en la Facultad de Medicina de la Complutense. Feder tenía dos mesas redondas en ese encuentro académico para informar a los estudiantes de medicina de cómo es la convivencia con enfermedades poco frecuentes. Yo fui en representación de la asociación del síndrome que tiene Daibel y pensé que más allá de la descripción típica de la enfermedad, los futuros médicos debían saber cómo es nuestro día a día, a qué nos enfrentamos de forma rutinaria, para que traten de empatizar con los pacientes y las familias.

3. 6 claves para restablecer el vínculo si os separan al nacer

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Os agradezco mucho que este texto esté entre los más leídos. No os suelo pedir que compartáis mis entradas, pero en esta ocasión sí lo hice. Aquí escribí algo que yo habría necesitado leer cuando mi hijo estaba ingresado en neonatos, cuando la confusión y el miedo me invadían cada 10 minutos. Mi objetivo es que llegue a otras mamás en situaciones como la mía y ojalá las ayude.

4. Campaña ecosolidaria con Ecology Call Vision ¡Con sorteo!

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Gracias otra vez. Habéis hecho que la campaña funciones y el dinero recaudado nos ayuda a sufragar los tratamientos que Daibel necesitaba. Gracias, gracias, gracias

5. #AhorroyCrianza – Crea una red de intercamio con otras madres

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Mola mucho que este post sea de los más compartidos. Nada tiene que ver con las necesidades especiales de Daibel, pero lo que aquí cuento me parece importante. Creo, sinceramente, que cuantas más redes como ésta construyamos, el mundo será mejor.

6. Mandalas para regalar. Tutorial para crearlos en tres sencillos pasos

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¡Qué sorpresa! Jamás habría pensado que este sería el tutorial más visto. Pues me hace mucha ilusión. Ojalá que haya animado a otras personas a crear sus propios mandalas.

Por último, os dejo mis post favorito de este año:

Sólo tu presencia ya le estimula. 5 acciones cotidianas que ayudan a su desarrollo

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Para mí, este texto es la esencia de Crianza Mágica. Un artículo que da ideas a otras familias, en el que muestro la importancia que para nosotros tiene la crianza con apego, acompañado de unas fotografías preciosas hechas por mi amiga Pilar Condado. Se trata de un texto que, como muchos otros, es terapéutico para mí, ya que me sirvió para reconciliarme conmigo misma. A menudo, las madres de niños con necesidades especiales sentimos que no hacemos suficiente por nuestros hijos. Con este post me demostré a mí misma que no es así.

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Me cuesta creer que ya haya pasado un año desde la primera publicación de Crianza Mágica. Han sido 12 meses intensos con momentos muy duros en los que este proyecto me ha ayudado a desahogarme, distraerme, sentirme comprendida, acompañada… 2016 ha sido un año de sobresaltos. Conocéis algunos, pero no todos. Muchos no los cuento. Ni tengo el tiempo, ni quiero que Crianza Mágica sirva solo para contar nuestro devenir.

Releo mi repaso del 2015 y veo que hay cosas que no han cambiado. Seguimos encerrados. En realidad, estamos más encerrados todavía porque los catarros cada vez son peores, peligrosos, y nos hemos puesto muy estrictos con las visitas y las salidas. No lo vivo con tanta angustia, aunque sí con cierto enfado. Lo cierto es que me he resignado.

Las manualidades siguen siendo mi válvula de escape. Tengo un post pendiente para mostraros muchas cosas que he hecho este año. Pero desde septiembre he hecho pocas cosas y lo noto. Comencé a trabajar en Monetes. Fue toda una sorpresa ya que yo no estaba buscando trabajo. Me siento muy agradecida porque me parece que llegó en el momento oportuno y con unas condiciones envidiables. Han sido unos meses muy frenéticos y todavía me estoy adaptando. Son sólo 20 horas a la semana en las que me lo paso muy bien, me gusta lo que hago. Tengo que compatibilizarlas con las terapias y médicos de Daibel y a veces no es fácil. Además, como cada otoño, Daibel está pasando una racha horrible de no dormir, por lo que me encuentro muy cansada. No encuentro tiempo para mí y la verdad es que no lo llevo bien.

Definitivamente, 2017 será el año de la búsqueda del equilibrio. Quiero sentir que Daibel está mejor atendido, tener tiempo para mí y mantener nuestros buenos momentos en familia. Así, en una frase, me he marcado los objetivos para el próximo año. ¡A por ello!

Quiero agradeceros todo el cariño que me habéis mostrado este año. Me siento comprendida y acompañada. Me llegan mensajes de familias que me hacen ver que Crianza Mágica es útil y que cumple los objetivos. Siento no poder ser más constante en las publicaciones. Tengo mucho material en la recámara que no consigo sacar por falta de tiempo, pero no me frustro, voy al ritmo que puedo. Sé que lo comprendéis y os lo agradezco.

Quiero reconoceros todo el cariño que me dais con un sorteo de aniversario. Os ofrezco una cesta de frutas hecha con lana cardada, fieltro y mucho amor. Es ideal para el juego simbólico de vuestros peques y muy decorativa. Las hago con mucho cariño y estaré encantada de regalársela a uno o una de vosotras.

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Puedes participar en el sorteo haste el día 26 de diciembre a las 12 del medio día. Para participar, debes seguir estos pasos:

  1. Seguir a Crianza Mágica en Facebook
  2. Compartir en tu perfil de Facebook este post
  3. Rellenar este formulario (es para poder ponerme en contacto contigo si has ganado)

 

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Hoy se cumple un año desde que mi padre recuperó su puesto de trabajo. La fábrica de Coca-Cola de Fuenlabrada se había pasado 20 meses cerrada. El 7 de septiembre de 2015 un grupo de unos 300 trabajadores y trabajadoras que habían estado luchando en la calle todos esos meses conseguían reabrirla y vencer a la multinacional. Sí, David contra Goliat.

Un año después de aquel emocionante momento, la lucha no ha terminado. La fábrica está abierta, sí, pero no produce. Es un almacén fantasma. No hay trabajo efectivo. Mi padre recuperó su empleo, pero no hace lo mismo que hacía. Se tiró meses yendo allí a pasar el rato. Ahora tiene algunas tareas asignadas, pero no un volumen de trabajo que abarque para 8 horas diarias. A Coca-Cola no le da la gana acatar las sentencias judiciales –y ya van 3- que dicen que el ERE que perpetró es nulo y los trabajadores deben reincorporarse en su puesto de trabajo. Además, hay otras causas particulares abiertas y mañana mismo dos compañeros, Juan Carlos Asenjo y Alberto Pérez, acudiran a los juzagados de Getafe  acusados de amenazas y coacciones en un pleno municipal en Leganés.

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Una familia dolida pero unida

Este conflicto laboral está siendo durísimo y mi familia se ha resentido mucho. A algunas personas les sorprende que mi padre no firmara el acuerdo con la empresa cuando tuvo la oportunidad. Se habría prejubilado y llevado una indemnización cuantiosa (aunque eso depende de cómo se mire, ya que los impuestos se habían llevado casi la mitad), pero habría perdido su dignidad. La mayoría de los trabajadores de la fábrica firmaron ese acuerdo. Era su decisión y seguro que han hecho lo que creen que era mejor para sus familias. Yo no habría entendido que mi padre lo hiciera. Me habría decepcionado. Mi padre no es así y no es lo que a mí me ha enseñado. Por eso estoy tan orgullosa de él y de mi madre, que le ha apoyado todo este tiempo.

El problema es que este conflicto laboral llegó en el peor momento posible. Tan sólo cuatro meses después de que Daibel naciera. En ese tiempo, la relación con mis padres cambió. Nuestros roles de padres e hija se desdibujaron. Estábamos viviendo la peor experiencia de nuestras vidas y no encontrábamos nuestro lugar. No tuvimos tiempo de sanar lo que nos estaba pasando con Daibel. De repente, teníamos que hacer frente a una situación muy dolorosa, emocionalmente convulsa que nos mantenía muy confusos a tod@s. Aderezamos todo este lío con un conflicto con nuestra familia extensa. El remate final…

Dolor, mucho dolor. Mis padres han sufrido lo indecible a todos los niveles, pero siempre juntos y con mucho apoyos inquebrantables.

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Este conflicto laboral me robó a mis padres cuando más les necesitaba. Ellos siempre han estado disponibles cada vez que les he llamado. No se trata de eso. Se trata de que nos robaron nuestro tiempo, nuestro duelo por la situación de Daibel, nuestras conversaciones para entendernos, para sanarnos. Mis padres empezaron a tomar antidepresivos a los pocos meses del despido. La situación nos sobrepasaba a todos. Recuerdo que mi padre me lo contó cuanto ya llevaban tomándolos un mes y cuando le pregunté que cómo lo llevaba me dijo “me han robado los sentimientos”. Así no se puede. Siempre pensé que se equivocaron con mi padre, que no necesitaba esas pastillas, pero claro, no es habitual ver a un hombre de su edad llorar. Los hombres de su edad no lloran, son duros como piedras y esconden sus emociones. ¡Venga ya! Soy una afortunada por tener al padre que tengo, que nunca ha tenido miedo de expresar sus emociones en mi presencia y que me ha educado para que yo no reprima las mías. Una verdadera suerte para gente de mi generación. Hace poco que ha dejado los antidepresivos –le provocaban arritmias- y he notado cómo ha comenzado a expresar un montón de ira contenida. Estaba ahí bloqueada. Vuelvo a reconocer a mi padre.

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Manifestaciones e infancia

Una de las cosas que peor he llevado es que no he podido  ir a muchas concentraciones y manifestaciones convocadas por #CocaColaEnLucha. Antes de que naciera Daibel yo iba a todo. Pero, ahora, su estado de salud no nos lo permite. Aún así, he ido a algunas. A veces sola y a veces con Daibel. Fui con él en varias ocasiones cuando las marchas se intensificaron semanas antes de que el Tribunal Supremo dictara la sentencia. Yo tenía que estar allí. No tenía otra manera de hacerlo que acompañada con Daibel, con su oxigeno y todo, pero allí estábamos. Quería estar con mi padre.

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¿Son las manifestaciones sitios para la infancia? Yo creo que en parte sí, siempre que se pueda asegurar que no corren ningún peligro, claro. En cierto modo, forma parte de su educación. Pero supongo que también puede verse como que estoy instrumentalizando a mi hijo al ceder su imagen en la lucha del conflicto. Bueno… yo sólo sé que es una realidad. Que esto nos ha pasado. Que sí, que a mí me rechina ver a niños en las manifestaciones del Foro de la Familia, pero es la educación que sus padres han elegido y yo ahí no tengo nada que opinar.

También he acudido a varias celebraciones en el Campamento de la Dignidad y presentaciones del libro “Somos Coca-Cola en lucha. Una autobiografía colectiva”, que vio la luz gracias a un exitoso crowdfunding, en el que hemos escrito mis padres y yo junto a un montón más de compañeros y compañeras. Es un libro que he tratado de leer varias veces, pero no puedo. Se me encharcan los ojos y no veo.

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Uno de los días de todo el conflicto en el que peor lo pasé fue el 15 de enero de 2015. La empresa entró en la fábrica con la intención de desmantelarla, protegida por un enorme despliegue policial. Yo estaba en casa desesperada, viendo las imágenes por televisión de los compañeros de mis padres heridos por las cargas policiales. Decían que había 4 heridos. Mi madre resultó ser una de ellas. No por las cargas, sino porque se cayó en el tumulto y se fracturó un pierna. Se me pone un nudo en la garganta al recordarlo.

Y así pasó, que en esas manifestaciones de la primavera de 2015, que nos parecían tan importantes, en las que queríamos acompañarles a toda costa, esta es la pinta que teníamos. ¡Vaya cuadro! Un espectáculo de familia, pero unida.

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#HijaOrgullosa

Siento un orgullo enorme por mis padres, que se han mantenido unidos y firmes en sus convicciones a pesar de no habérselo puesto nada fácil. Gracias por luchar por lo que mi abuelo construyó y por un mundo mejor para vuestro nieto.

¡Hasta la victoria siempre!

¿Qué opinas de que los niños vayan a las manifestaciones? ¿Vas con tus hijos? ¿Hay alguna situación similar que haya marcado tu maternidad?

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Lunes, 05 Septiembre 2016 20:26

Un trabajo inesperado que me permite conciliar

Sí, has leído bien el titular. Tengo un trabajo nuevo en el que voy a poder conciliar familia y trabajo. No es una broma, no es brujería, es una oportunidad real.

Hace unos días, me lleve una gran sorpresa. Jeni, dueña y asesora de porteo de Monetes me llamó para ofrecerme un puesto de trabajo en su maravilloso proyecto, del que me enamoré en cuanto lo conocí a principios de 2013, cuando aún no era madre ni sabía que estaba embarazada, aunque así era. Recuerdo perfectamente el primer día que fui a Monetes con mi amiga Sara y su hija Nora. Nos tiramos allí un largo rato maravilladas con las posibilidades de la tienda. Al poco tiempo, entrevisté a Jeni y a Zaida para el boletín de la Red de Recuperación de Alimentos, ya que era uno de los comercios colaboradores. Desde que me quedé embarazada, la tienda, sus talleres y su asesoría de porteo han sido para mí un referente. Con el tiempo, la relación se fue haciendo más estrecha y he colaborado en dos entradas de su blog, la primera es un tutorial de un sonajero adaptado y la segunda una entrevista sobre nuestros inicios en el porteo. Además, acompañé a Jeni a un taller sobre porteo ergonómico que impartió para el servicio de Rehabilitación Infantil del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, donde acude Daibel. Resulta que hay más cosas que llevamos un tiempo preparando. Nunca pensé que os la mostraría siendo trabajadora de Monetes, pero así será.

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Unas condiciones laborales envidiables

Esta oferta, que he aceptado, llega en un momento de catarsis en mi familia; en un verano de locos, muy complicado por muchas razones, que nos ha fortalecido y ha cambiado el rumbo de nuestra vida. Llega sin haberlo buscado, pero resulta que se ajusta a la perfección a nuestras circunstancias; y es que este empleo presenta unas características de fábula:

  •         Mucha comprensión respecto a nuestra especial situación y los imprevistos a los que nos podemos enfrentar. Con Daibel no es precisamente fácil organizarse. Pega sustos y de vez en cuando pasa por urgencias o acaba hospitalizado. Es una de las primeras cosas que Jeni y yo hablamos y vimos diferentes opciones para resolver estos imprevistos. No sabemos exactamente qué tal nos saldrá cuando algo suceda, pero estamos preparadas. Además, se supone que cuanto más mayor sea Daibel menos sustos nos llevaremos.
  •          Posibilidades reales de conciliación entre vida laboral y familiar para todas las personas que conformamos el equipo Monetes. Esto pasa, por ejemplo, por que Daibel me acompañará en buena parte de mis horas de trabajo y por una flexibilidad envidiable en el horario de trabajo que me permitirá seguir yendo con mi hijo a las terapias y las consultas médicas, así como disfrutar de tiempo en familia.
  •             Un aumento de nuestros ingresos familiares que no esperábamos y que nos viene a las mil maravilla.
  •            Está muy cerca de mi casa. ¡Puedo ir andando! Siempre he querido tener un trabajo al que poder ir caminando.
  •            Un equipo y un ambiente de trabajo buenísimos.
  •           Un proyecto solvente que me encanta y al que me ilusiona pertenecer. Lo reconozco, soy muy fan de Monetes. Os he recomendado la tienda muchas veces. Así que me siento como una fan de Justin Biber que ha terminado haciéndole los coros. Soy una Monetieber XD.

¿Se puede pedir más? Me siento una privilegiada. Porque, como escribió Nohemí Hervada, en muchas ocasiones las madres tienen que enfrentarse a muchas renuncias. Yo siento que ahora no es en absoluto mi caso. La pena es pensar que esto es una suerte. Si le puesiéramos más cabeza al mundo laboral, casos como el mío no serían aislados.

Un cambio de rumbo ilusionante

Durante estos tres años de maternidad he pensado muchas veces en cómo sería mi vuelta al mercado laboral y no lo veía nada claro. Más bien lo veía imposible, al menos mientras Daibel estuviera sin escolarizar, y para eso queda mucho tiempo todavía. Volver a mi trabajo anterior nunca ha entrado en mis planes. Cuando Daibel nació me colocó en mi sitio y pronto supe que con él en mi vida no querría volver a trabajar en la universidad. Aquello es demasiado tóxico y no necesitamos añadir más leña al fuego. Cuanto más tiempo pasa, más lejos me siento de esa posibilidad y me alegro.

En este tiempo también iba comprendiendo que me interesaba realmente trabajar en algo relacionado con la maternidad. He fantaseado con ser asesora de porteo, de lactancia, impartir talleres sobre juguetes adapatados… Incluso llegué a pensar en que me gustaría trabajar en Monetes. ¡Qué locura! ¿Será el poder de nuestra mente? Pero lo que jamás había pensado es que Jeni me viera como una posibilidad, y menos ahora. Nunca lo habíamos hablado.

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Ante esta nueva situación, he de reconocer que mi implicación en Crianza Mágica será menor, pero desde luego, no tengo ninguna intención de dejarlo aparcado. El ritmo de las publicaciones, que nunca ha sido especialmente acelerado, será menor. Sé que lo comprendéis y os doy las gracias por ello.

Gracias, también, a Jeni por su confianza en mí y por permitirme formar parte de la familia Monetes. ¡Allá vamos!

¿Tu trabajo te permite conciliar? ¿La maternidad ha cambiado en algún modo tu situación laboral? ¿Eres mamá de un peque con necesidades especiales y trabajadora? ¡Cuéntame!

Publicado en Burocracia

¡Soy una suertuda! Estoy rodeada de gente que quiere ayudarnos. DesdeEcology Call Vision, una plataforma de emprendedores ecosolidarios que promueven productos y servicios sostenibles con el medio ambiente, apoyando causas sociales locales, nos han propuesto una campaña para ayudarnos a pagar los tratamientos que Daibel necesita.

En este post te cuento por qué me los han ofrecido, cómo va a funcionar la campaña y en qué consiste el sorteo que vamos a realizar.

De quién ha sido la idea

Conocí a Rosa, miembro del equipo Ecology Call Vision, hace 4 años cuando la Red de Recuperación de Alimentos de Rivas (RRAR) estaba arrancando y trabajamos para ponerla en marcha. Por aquel entonces, la crisis se había llevado por delante el negocio familiar de Rosa y estaba en pleno proceso de reinvención profesional. Yo la ayudé en lo que pude y siempre he sentido que fue poco. Yo estaba ya embarazada y, cuando Daibel nació de aquella forma inesperada, dejé toda mi vida aparcada, incluida a Rosa y a la RRAR. Siempre me he sentido mal por ello, porque dejé a muchas personas colgadas con diversos asuntos aquel septiembre de 2013. Sin embargo, Rosa se ha hartado siempre de decirme que yo la ayudé mucho. Nos vemos poco, pero, siempre que nos cruzamos me cubre de besos y abrazos, me da las gracias y me dice que me quiere. Creo que no merezco tanto, que podría haberla ayudado mucho mejor si nuestras circunstancias hubieran sido diferentes, pero me alegro muchísimo de que a ella le sirviera.

Dentro de su reinvención profesional, Rosa ha comenzado a promocionarproductos ecológicos de alto rendimiento para el cuidado del hogar, la salud y la belleza de la casa Amway, comprometida con la sostenibilidad del planeta desde 1959 y presente en más de 100 países. Me ha ofrecido realizar una campaña ecosolidaria mediante la cual Ecology Call Vision donará el 50% de los beneficios de las ventas en los meses de agosto y septiembre de 2016 para que podamos pagar los tratamientos de Daibel.

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Yo ya he probado los productos

Llevo ya unos meses usando los productos que promueve Ecology call vision y estoy encantada. En casa siempre hemos tratado de ser responsables con el consumo que hacemos en general. Tratamos de favorecer con nuestras compras el comercio local, consumir productos naturales y ecológicos, con envasados sostenibles y también reciclamos y reutilizamos. Pero uno de nuestros asuntos pendientes eran los productos de limpieza del hogar. Cuando hay niños por casa, usar productos no tóxicos, respetuosos con el medio ambiente y nuestra piel, me parece importante. No terminaba de animarme porque yo iba viendo los precios y entendía que no me lo podía permitir. Pero un día Rosa vino a mi casa, me los mostró  y cambió mi visión. Ella me contó que estaba promoviendo productos ecológicos y me explicó que muchos vienen concentrados y son multiusos, por lo que la cantidad de producto que hay que usar es mucho menor respecto a las marcas convencionales, así que sale a cuenta. Además, no son tóxicos para los niños, ni mascotas, ni alérgicos a productos químicos porque no contiene cloro, fosfatos ni lejía. Me enseñó cómo usarlos y me dejó unas muestras. ¡Quedé encantada!

Os cuento mi experiencia con los que ya uso en casa:

Detergente para lavadora SA8 color 3 kilos

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Con este producto se entiende muy bien el cambio que hay que hacer con las cantidades a utilizar. El detergente convencional que usaba anteriormente, cuenta con casi 3 kilos de producto y da para 44 lavados. Sin embargo, con el detergente de Amway, aunque es más caro, hago 120 lavados con 3 kilos de producto, así que ahí tengo el ahorro. Además, el resultado es estupendo. Puedes seguir ahorrando dinero porque no necesita suavizante, ya que no deja la ropa acartonada.

Yo estuve una temporada usando nueces ecológicas de lavado, que son una opción fantástica, pero cuando Daibel comenzó a comer con cuchara y a ensuciarse mucho (muchísimo, al nivel de ‘es mejor quemar ese babero que lavarlo’), dejaron de hacerme apaño. Con este detergente tengo el resultado que necesito. Ando con poco tiempo como para andar pre tratando manchas y esto es algo que me he ahorrado respecto al detergente convencional. Los baberos salen con un resultado muy diferente e higienizados ecológicamente.

Activador de color, 1/2 kilo

Este producto sirve para conseguir colores más vivos y blancos más blancos. Las cortinas que tenemos en el salón nos las regaló, a través del Banco del Tiempo de Rivas, una persona que las había tenido guardadas durante mucho tiempo, por lo que habían perdido el blanco y estaban grises. Las metí en la lavadora con el activador y salieron estupendas. Con el paso de los meses se van oscureciendo, pero se nota mucho cuando están recién lavadas con este producto -que no las desgasta como las lejías convencionales- porque recuperan la luminosidad.

Con medio kilo de este producto, puedes hacer 33 lavados. También sirve para pre tratar manchas difíciles como vino, zumo, bolígrafo…

Limpiador orgánico concentrado multiusos

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¡Éste me encanta! Os lo recomiendo 100%.

 Es un producto a base de coco y aloe vera con cítricos, que puedes usar para cualquier cosa: sirve para pre tratar manchas difíciles en la ropa (helado, sangre, tinta, chocolate, potito, cacas de dientes…) , limpiar la encimera de la cocina, la vitrocerámica, los muebles de madera, los sanitarios del baño, los cristales, el suelo, quita olores... y, por si te parecía poco, con el agua del cubo de fregar, puedes regar las plantas y sirve como abono, fertilizante y ahuyentador de cucarachas  ¡Una maravilla!

Sale baratísimo porque viene concentrado y para usarlo hay que diluirlo en agua. El envase es de 1 litro, pero al diluirlo, consigues 166. Ahorras mucho dinero por lo que cunde, pero también porque hay muchos productos que no tienes que volver a comprar.

Estos son los productos que yo tengo en casa desde hace meses, pero puedes adquirir muchos más. Yo, por ejemplo, estoy interesada en hacerme con el lavavajillas líquido porque también tiene un montón de usos y me parece el producto perfecto para lavar los biberones de Daibel.

Cómo colaborar con la campaña ecosolidaria

Desde Ecology Call Vision se han currado un formulario de Google para la campaña con información útil de cada producto en promoción. Al final encontraréis el formulario para hacer el pedido. De todas las ventas realizadas por esta vía en los meses de agosto, septiembre y octubre, nos donarán el 50% de los beneficios y con eso pagaremos los tratamientos que Daibel necesita.

Pincha aquí o en la imagen para dirigirte al formulario.

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¡Participa en el sorteo!

Para que tengáis la oportunidad de probarlos, vamos a sortear una cesta con muestras de productos Amway y un litro del limpiador multiusos. Podéis participar hasta el 5 de septiembre.

Para participar en el sorteo, debes seguir estos pasos:

  1. Seguir a Crianza Mágica en Facebook
  2. Seguir a Ecology Call Vision en Facebook
  3. Compartir en tu perfil de Facebook este post y/o la imagen de la campaña.
  4. Rellenar este formulario (es para poder ponerme en contacto contigo si has ganado)

 

Publicado en Crianza
Lunes, 18 Julio 2016 15:22

13 meses de lactancia extraída

Después de mucho leer y charlar he llegado a la conclusión de que no hay dos lactancias iguales, ni si siquiera tratándose de hermanos. En internet se puede leer mucho sobre diferentes dificultades a las que las madres se pueden enfrentar: grietas, frenillo, crisis de lactancia, etc. Pero me cuesta encontrar historias como la que hoy os traigo. Quiero hacer visible que estos casos existen. Yo conozco al menos 3 y me parecen admirables.

Cuando pensamos en lactancia se nos viene a la cabeza una madre amantando a su hijo o hija.  Podemos incluso pensar en una madre extrayéndose leche en el trabajo mientras su peque está en la escuela infantil. Pero es raro que se nos ocurra pensar en que hay bebés que se alimentan de lactancia materna exclusiva y prolongada sin succionarla en ningún momento del pecho de su madre. Hoy os cuento la historia de Izas y Hugo, una lactancia que duró 13 meses en los que la madre estuvo sacándose y almacenando leche todos los días para que su hijo tuviese lo que ella consideraba que era lo mejor.

Hugo está afectado por el Síndrome de Wolf-Hirschhorn, una enfermedad rara de la que ya os hablé en el reto #ConoceLasEnfermedadesRaras. La lactancia natural de estos niños es muy difícil y, me atrevería a decir, que imposible sin ayuda. Por ello, lo que consiguió Izas es increíble y muy muy difícil.

Antes de pasar a la entrevista, quiero decir que con este artículo no pretendo hacer sentir mal a nadie. Ojalá que nadie se sienta culpable al leerlo por no haber conseguido lo mismo que Izas. Cada persona y cada circunstancia son diferentes. Yo misma hice todo lo que Izas os va a contar en circunstancias parecidas y el resultado no fue el mismo, quién sabe por qué razón. Pero, cuando ella me contó su historia, lejos de  sentirme mal por no haber conseguido lo mismo, me aelgré de ver que es posible. Nunca me cansaré de recomendar asesoramiento si vives una situación similar y, desde luego, Lactancia Unidades Neonatales me parece una gran opción.

Os dejo con el testimonio de Izas.

¿Cómo fue el nacimiento de Hugo? ¿Por qué no le pudiste amamantar en un principio?

Hugo nació prematuro. Yo dejé de notarlo en la tripa, fui al hospital y me practicaron una cesárea de urgencia. Al sacarlo vieron que traía 4 vueltas de cordón y hubo que reanimarlo porque nació sin respirar. Era muy pequeñito, apenas llegaba al 1kg 500gr, y tenía muy poca fuerza. Ni siquiera lloraba. Pero nada de eso interfirió en la lactancia. El motivo por el que no pude darle de mamar fue la retrognatia severa con la que nació. Su barbilla estaba completamente retraída y eso hacía que su labio inferior quedase demasiado atrás, no pudiendo realizar un buen agarre. Era fisiológicamente imposible.

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¿Qué ayuda recibiste en neonatos para establecer la lactancia?

Nada más nacer Hugo, estando yo ingresada en planta, en el hospital Universitario de Cruces, había una sala de extracción de leche con varios sacaleches a libre disposición de las mamás que acabábamos de parir. Allí tenía los medios, pero no recibí asesoramiento. Desde la primera extracción, el sacaleches me produjo unas heridas que se fueron poniendo cada vez peor, hasta dejarme los pezones en carne viva. Al día siguiente, me hablaron de María, la jefa de enfermeras de neonatos, que también era asesora de lactancia. Sólo me dijo que estuviera tranquila, que lo íbamos a solucionar. Con el tiempo supe que se asustó al verme el pecho, nunca había visto unas heridas así. Me proporcionó unos parches que utilizan para regenerar la piel de los prematuros y en pocos días mi piel volvía a estar perfecta. Vio cómo me extraía la leche y enseguida se dio cuenta de que las boquillas estándar que vienen, no eran las correctas para mi pecho. Probamos varias tallas hasta dar con la mía y de ahí en adelante todo marchó muy bien.

¿Por qué decidiste extraerte leche materna?

Antes de ser madre, pensaba que no iba a dar pecho a mi hijo ni un sólo día. Es largo de explicar, pero digamos que no sentía ese instinto de amamantar. El mismo día que nació Hugo, en cuanto le vi, supe que necesitaba leche materna. Es como si algo dentro de mí supiera lo frágil que era.

¿Cómo te organizabas para extraerte leche y atender a Hugo?

Por las noches era “fácil”. Mi marido le daba los biberones mientras yo me conectaba al sacaleches. Por el día, eso ya era otra historia. Ponía a Hugo en la cama y con un pie le daba masajes en la tripa para aliviarle los cólicos, con el otro pie acariciaba al perro que estaba en el suelo y que sufría estrés por tanto cambio. Mientras, mis manos ocupadas extrayendo la leche. Tenía poca leche y aprendí que sacando de una en una, conseguía mayor producción, así que tardaba el doble de tiempo. Entre montar la máquina, las extracciones, guardar la leche, fregar los biberones… pasaba casi 1 hora. Después me pasaba otra hora para conseguir que Hugo tomara el biberón y cuando terminaba, tenía que tenerlo en brazos más de media hora para que no vomitara, suponiendo que no vomitase,  me quedaba menos de media hora libre porque cada 3 horas, vuelta a empezar. Al principio no hacía prácticamente otra cosa que sacarme leche y alimentarlo. Poco a poco todo se fue estabilizando y conseguí aumentar la producción de leche y espaciar las extracciones.

¿Te sentías frustrada al no poder amamantar a tu hijo y tener que realizar extracciones?

Lo cierto es que nunca llegué a sentirme frustrada por no poder amantar porque Hugo tomaba leche materna gracias a las extracciones, así que el objetivo de la alimentación estaba cumplido. Es cierto que la lactancia materna también favorece el vínculo madre-hijo, pero como Hugo y yo hacíamos método canguro, colecho y porteábamos, favorecíamos el vínculo de esa manera.

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Cuando me sentía frustrada era cuando disminuía la cantidad de leche que producía. Ahí me sentía incapaz de alimentar a mi hijo, pero siguiendo los consejos de las asesoras que me fueron acompañando, siempre conseguí la cantidad necesaria y algo más para congelar.

¿Pensaste en algún momento en dejar las extracciones?

Hubo algún periodo en que disminuía la cantidad de leche que producía y pensaba que la naturaleza me estaba diciendo que ya era tiempo de parar, pero luego miraba a Hugo, tan frágil, y sabía que tenía que seguir intentándolo. En aquellas ocasiones llegué a sacarme leche cada hora y media para conseguir recuperar la cantidad que necesitaba.

¿Por qué dejaste las extracciones? ¿Cómo afrontaste esa decisión?

Como ya he dicho, los comienzos no fueron fáciles y tuve heridas en el pecho. Conseguí curarlas, pero de tanta extracción, terminé con hematomas en ambos pechos. Como seguía sacándome cada poco, no había forma que desapareciera y cada vez estaban peor. Uno de ellos tomó un color que no me gustaba nada y ahí decidí que ya no podía seguir más. Me costó mucho dejarlo. Hugo tenía muchísimos problemas digestivos y no toleraba alimentación complementaria. Me daba miedo que no tolerase la leche de bote. Pero gracias a que tenía reservas de leche materna congelada, pudimos ir introduciéndole la leche de fórmula poco a poco hasta que la toleró. Leche hidrolizada, eso sí, porque no tolera la proteína de leche de vaca.

Hugo estuvo alimentado 13 meses con lactancia materna exclusiva, ¿por qué?

Digamos que otra vez mi instinto me decía que era la alimentación que él necesitaba. Los médicos insistían en que debía tomar “comida de verdad” antes de los 6 meses. Decían que no crecía porque le estaba alimentando mal. Esto me costó varias discusiones con mi marido porque él dudaba sobre si debíamos darle otro tipo de alimentación. Probamos con fruta y verdura a los 7 meses y medio y fue un desastre. No porque no la comiera, sino por los dolores de tripa y estreñimiento que le causaba el tomar 3 cucharaditas de pera. Para mí eran señales claras de que no estaba preparado. Si mi hijo no se aguantaba sentado en el sofá, no sujetaba la cabeza, pesaba apenas 3kg… ¡por qué iba a comer lo mismo que un niño de 6 meses! Así que hice caso omiso a las sugerencias de los médicos y seguí mi instinto y las recomendaciones de la OMS. A los 13 meses ya parecía preparado para tolerar las frutas y así fue. Hemos hecho los cambios siempre muy despacio y todos con éxito. A día de hoy es un niño que come de todo, menos proteína de leche de vaca y fresas.

Realizar extracciones de leche materna durante más de un año no es una tarea fácil. Visto con perspectiva, ¿volverías a hacerlo?

Sí. Volvería a hacerlo una y mil veces más.

¿Qué te parece la historia de Izas y Hugo? ¿Tú también te has extraido leche? ¿Tu lactancia también fue diferente?

Publicado en Crianza

Como ya te he contado aquí, uno de mis mayores miedos cuando nació Daibel era no establecer un vínculo afectivo seguro después de separarnos tras el parto. En aquellos momentos lo viví con mucha frustración, pero el tiempo me ha permitido ver las cosas con perspectiva y darme cuenta de que hay cosas que se pueden hacer para compensar este hecho, como explica aquí  y aquí Maisa, de Lactancia en Unidades Neonatales, en unos textos que yo habría necesitado leer entonces.

Aquí propongo 6 acciones que podemos realizar si hemos tenido que separarnos del bebé tras el nacimiento.

1. Método canguro

Lo ideal es acudir lo antes posible al lugar en el que se encuentre el bebé y comenzar a hacer el método canguro el máximo tiempo que se pueda. A mi llegada a la unidad de neonatos, las enfermeras me propusieron colocar a mi hijo en mi pecho, en contacto piel con piel. Este método es muy beneficioso para cualquier bebé, para las circunstancias de Daibel era su mejor medicina. Elcontactopiel con piel ayuda a establecer la lactancia materna; permite que se sientan seguros, lo que ayuda a que cojan peso más rápido; y, también, estabiliza todas sus funciones vitales (oxigenación, temperatura corporal y frecuencia respiratoria y cardiaca). Además, notarle en contacto contigo es una sensación muy placentera que te hace segregar la hormona del amor y te sientes muy conectada con el bebé.

2. Acompañamiento en la unidad de neonatos

Puede parecer una tontería que escriba esto aquí, pero yo vi como había padres que apenas estaban con sus hijos ingresados. Sí, esto pasa. Las circunstancias familiares son variopintas, y supongo que hay personas que se sienten superadas por la situación, no saben cómo afrontarla y por eso no pasan mucho tiempo en la unidad de neonatos, pero mi recomendación es que lo hagan. Es importante, no sólo estar allí, sino participar al máximo de los cuidados del bebé, comprender qué le pasa, por qué está allí, qué puedes hacer para mejorar su estado de salud. Tienes que conocer a tu bebé y él conocerte a ti. Háblale, huélele, obsérvale, tócale todo lo que puedas.

3. Compartir objetos y vivencias

En una unidad de neonatos respetuosa con la familia deben permitirte llevar objetos a tu bebé que te vinculen con él. En este post te conté qué cosas hacíamos para humanizar nuestra estancia en el hospital tras el nacimiento. Puedes vestirle con su ropa, llevarle objetos impregnados con tu olor, celebrar ciertos hitos conseguidos y hacerle partícipe de cosas que pasan fuera, como el cumpleaños de un familiar.

4. Lactancia

La lactancia es una de las herramientas más potentes para establecer el vínculo con tu bebé, como puedes leer aquí. Iniciarla en una unidad de neonatos, no es nada fácil, pero, por suerte, existen profesionales que pueden ayudarte, como a las que encontrarás en Lactancia y Unidades Neonatales. Ya te conté aquí que nuestra experiencia en este tema fue bastante frustrante, pero lo intenté.

Cuando la lactancia se vuelve imposible, hay formas de dar el biberón de forma respetuosa y que te vincule con tu bebé, tal y como cuenta Ibone Olza en este artículo.

5. Porteo

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Daibel estuvo dos meses ingresado y, tras el alta, nuestra rutina casi diaria era la de ir al hospital a un sinfín de consultas y sesiones de terapia. Al periodo de hospitalización no le siguió una etapa tranquila de estar juntos en casa, que habría sido lo deseable. En esa circunstancia, las horas de método canguro menguaron considerablemente, pero el porteo nos permitía mantener el contacto.

Tenía clarísimo que quería portear, a pesar de que Daibel salió del hospital con necesidad de oxigenoterapia, lo que suponía llevar enganchados dos cables y dos máquinas. En esta situación, no parece fácil portear, pero se puede. Así fue nuestro porteo tras el alta.

6. Practica colecho

Ésta es una decisión muy personal. A nosotros nos lo pedía el cuerpo, como ya te conté en este artículo. Nosotros estábamos deseando recibir el alta para meternos los tres en la cama todo un fin de semana y recuperar el tiempo perdido. Es una delicia tenerle tumbado a tu lado y observarle, ver cómo respira, mirar cada detalle de su cara, agarrarle de la manita… Todo eso vincula.

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¿Practicaste alguna de estas acciones? ¿Crees que así puedes compensar la separación?

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