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Los beneficios de practicar yoga con tu bebé
Siempre he pensado que el yoga no es para mí. Prejuicios. No podía saberlo si nunca lo había practicado. Pensaba que era una actividad poco dinámica, que requería mucha concentración, flexibilidad y consciencia al respirar. Cosas que no se me dan bien. No digo que no sea así, en su sentido más puro, pero no deja de ser una actividad de autoconocimiento en la que llegas hasta donde puedes, hasta donde estás preparada. Hasta donde yo puedo ahora, hasta donde está preparada mi familia a llegar, es a asistir con Daibel a prácticamente todas partes, pero eso, las actividades que quiera realizar tienen que estar pensadas para que él pueda estar presente.
He tenido la suerte de conocer a Vito Maganto, una profesora de yoga que hace sesiones con bebés, embarazadas, en familia, para niños… Nuestro primer contacto fue telefónico. Ella me daría paso en la presentación que hice en Rivas del proyecto de Aguamarina, Mamamorfosis. Ahí ya había magia… Después a ella y otras mamás que participamos en aquella jornada, las ofrecí venir a mis clases de danza del vientre. Ella aceptó y gracias a eso nos hemos ido conociendo más. Como las clases las imparto a través del Banco del Tiempo de Rivas, son gratis, y lo que hacemos son intercambios de tiempo. De esta forma, a Vito le he pedido ya en tres ocasiones que acabe ella la clase con una relajación guiada. ¡Es un lujazo! La última de ellas fue en una clase en la que tuvimos que llevar a algunos de nuestros peques, por los que nos juntamos allí con cuatro niñas y Daibel y hacer una relajación guiada no parecía muy viable. Así que Vito nos invito a relajarnos con la canción ‘I am happy’ de Snatam Kaur, que sirve como mantra y que nos encantó. Me tiene fascinada desde entonces.
Un día, Vito me invitó a su clase. ¿O me invité yo? Ya no me acuerdo, jeje. El caso es que le pareció buena idea que fuese y después contara aquí qué tal fue la experiencia. Para mí fue todo un descubrimiento. Partamos de la base de que las clases de yoga con bebé son muy flexibles y más pensadas para conectarnos con los bebés que para aprender esas posturas que a mí me parecen imposibles. El día que yo fui Vito hizo una clase de los más dinámica, mucho más aeróbica de lo que yo me había imaginado, cambiando por completo mi visión sobre el yoga, haciéndome ver que es una actividad para sanarnos, para conectarnos, no para ponernos en forma ni mejorar nuestra flexibilidad. Eso puede ser accesorio. Hubo muchas canciones, contacto, juegos, risas, tribu… Todo lo que necesitan las madres y los bebés. Fue tan dinámico, que se me pasó la clase volando y acabé con la sensación de haber hecho un montón de cosas buenas para mi cuerpo y la estimulación de Daibel. ¡Es una joya!
Además, Vito tuvo una fantástica idea, que fue ponerme en contacto con Rosa, la mamá de Martín, otro niño con necesidades especiales que había ido a sus clases, para que ellos también contaran su historia. Madre y bebé fueron a las clases desde que Rosa estaba embarazada. Tuvo un embarazo complicado y el nacimiento de Martín no fue todo lo tranquilo que cabría desear. Martín tiene albinismo, lo que supone, entre otras cosas, que su visión es muy reducida. Hoy Sara os va a contar cómo las clases de yoga con Vito le supusieron un desahogo entre tantas consultas médicas y terapias. Os dejo con la entrevista:
¿Cómo fueron los primeros meses de vida de Martín?
Hubo un antes y un después a partir de los 2 meses y medio. Fue cuando Martín empezó a mover los ojos de un lado a otro, cuando los médicos observaron su hipotonia, que sus brazos no se despegaban del cuerpo, que sus pies estaban como dobladitos....y es cuando empezó el calvario de médicos. Íbamos todos los días de la semana a las ONCE, a rehabilitación, al traumatólogo, al dermatólogo, a terapia ocupacional, al neurólogo, al podólogo…
Además, desde los 15 días de su nacimiento, Martín empezó a padecer reflujo, lo que le hacía mucho daño y lloraba día y noche sin parar casi hasta los 6 meses. Aún sigue en tratamiento, ya que como su aparato digestivo es inmaduro, hay muchas cosas que no puede comer. Es el motivo número uno de su problema de sueño (entre 15 y 20 despertares cada noche).
¿Por qué decidiste empezar con las clases de yoga con tu bebé?
Me animó Vito. Casualmente teníamos un día a la semana fuera de hospitales y pensé que era un bonito momento para disfrutar de Martín. Me sentía una madre más, donde hablamos del pecho, del sueño, del reflujo y donde jugaba con Martín olvidándome un ratito de todo.
Me lo pensé mucho, para mí era duro también estar con bebés "sanos" y son inevitables las comparaciones. Cuando un bebé me miraba desde la otra punta de la clase con 3 meses y mi hijo no lo hacía ni a 15 cm se me partía el alma.
¿Qué le aportaban esas clases a Martín?
A Martín le ayudaban mucho como ejercicios para su cuerpecito. En terapia ocupacional hacíamos ejercicios similares.
¿Podíais realizar todos los ejercicios que Vito os proponía?
Sí, algunos los tuvimos que adaptar, pero muy poco.
Tú, además, tomaste clases de yoga con Vito durante el embarazo. Entiendo que son muy diferentes respecto a las que se hacen con bebés, pero, ¿me explicas qué tiene de especial cada modalidad?
Lo que tienen en común es que son clases muy respetuosas con las circunstancias personales de cada mamá, embarazada y/o bebé. No eres un número más donde todo el mundo hace lo mismo. Vito adapta cada ejercicio en función de cada uno.
¿Crees que las clases de yoga con bebé pueden ser beneficiosas para otros casos con necesidades especiales?
Por supuesto. Toda actividad en la que mamá y bebé disfruten el uno del otro es beneficiosa.
¿Animarías a otras familias a practicar yoga?
Sí, sin duda.
Gracias, Rosa, por compartir tu historia en Crianza Mágica.
Y tú, ¿has practicado yoga con tu bebé? ¿Te animarías a hacerlo?